miércoles, 28 de noviembre de 2007

Sobre ética y estética

Según cuenta Plutarco en su libro "Vidas paralelas", un joven patricio romano llamado Publio Clodio Pulcro, adinerado y dotado con el don de la elocuencia, estaba enamorado de Pompeya, la mujer de Julio César, que se dejaba querer.

Estaba tan enamorado (y Aurelia, la madre de César, con la mosca detrás de la oreja) que durante la fiesta de la diosa Dona -celebración a la que sólo podían asistir las mujeres- entró en la casa de César disfrazado de intérprete de lira, pero fue descubierto, apresado, juzgado y condenado por sacrílego.

César repudió (divorcio a la romana) a Pompeya, a pesar de estar seguro de que ella no le había sido infiel, pero afirmando que no basta que la mujer del César sea honesta; también tiene que parecerlo.

Esto viene a cuento de determinadas informaciones de las que últimamente se hace eco la prensa referentes al fabuloso patrimonio de una destacada dirigente sindical de la federación de banca de un importante síndicato.

No pretendemos realizar una valoración ética de dicha fortuna, pero nos parece absolutamente antiestético que semejantes “pájaros/as” aniden en un un sindicato “de clase”. Además es facilitar munición de grueso calibre a los trasnochados y demagogos antisindicalistas que habitan a ambos extremos del espectro político.

Información del diario Público:

http://www.publico.es/016638/comisionesobreras/mariajesusparedes

Y como dicen que una imagen vale más que mil palabras:



Je, Je, Je

Aquí iba un video, pero ha sido censurado por "incumplimiento de las normas de uso". Vivir para ver.

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